La temporada 2018 fue de altas y bajas para los Cowboys: tras un inicio sumamente irregular encontraron ritmo en la segunda mitad y terminaron en playoffs. Así que, tras lo vivido este año, ¿qué viene ahora para el equipo?
El 2018 de Dallas
Los problemas de los Cowboys vinieron desde antes de que la temporada empezara: el anuncio de que Travis Frederick sufría del síndrome de Guillain-Barre dejaba un hueco en la línea ofensiva, mientras que las dudas sobre el grupo de receptores eran muchas tras la salida de Dez Bryant.
Los problemas en la línea ofensiva y la falta de receptores confiables generaron muchos altibajos en un inicio de la temporada en el que los Cowboys intercalaron victorias y derrotas para un arranque de 3-3. En la semana 7 perdieron con los Redskins y tras la semana de descanso cayeron en Monday Night con los Titans para ponerse 3-5 a la mitad de la campaña.
Justo antes de enfrentar a Tennessee, los Cowboys hicieron el movimiento que le dio el giro a la temporada: obtuvieron al WR Amari Cooper de los Raiders a cambio de una selección de primera ronda en el siguiente Draft. De inicio el movimiento se juzgó como malo por el precio que el equipo pagó, pero conforme avanzó el año la percepción de ese traspaso cambió radicalmente.
Con Cooper ya bien integrado a la ofensiva, los Cowboys dieron la vuelta a su temporada: tras la derrota en el MNF ganaron los siguientes cinco partidos y se fueron con marca de 7-1 en la segunda mitad de la campaña para terminar 10-6 y como campeones de la NFC East.
En la Ronda de Wild Card lograron una victoria bastante convincente sobre los Seahawks, limitando totalmente al mejor ataque terrestre de la liga. Su temporada terminó en la Ronda Divisional con una derrota ante los Rams en Los Angeles, partido en el que la defensiva fue incapaz de detener a la dupla Todd Gurley / C.J. Anderson.
El futuro inmediato
La lista de pendientes de los Cowboys es clara: hay muchas negociaciones en puerta. Primero se podría hablar de Dak Prescott, quien está por entrar al cuarto año de su carrera. Bajo las normas de la NFL, Dallas no podía renegociar el contrato de su QB hasta que terminara la temporada, así que ahora llegó el momento de definir cuánto vale en realidad. En estos momentos dicho contrato exige pagarle 815 000 dólares por 2019, y aunque la idea de seguir con ese acuerdo es normal, la realidad es que podría negociarse una extensión de contrato ahora para evitar llegar al punto en el que necesiten contemplar otras soluciones como el Franchise Tag.
Luego está Ezekiel Elliott. El RB también está por entrar al último año de su contrato, así que lo mejor para Dallas es trabajar en las extensiones desde ahora y evitarse un conflicto al decidir qué hacer con dos de sus tres estrellas ofensivas.
También está el caso de Sean Lee. Es muy probable que los Cowboys tomen la decisión de decirle adiós, ya que tiene programado ganar más de diez millones de dólares en el 2019, y darlo de baja les ahorraría siete millones. Cierto, tres millones en “dinero muerto” no es ideal, pero con Leighton Vander-Esch en el equipo se puede afrontar ese golpe financiero.
Y bueno, también está el tema de Jason Garrett. Cuando los Cowboys estaban 3-5 se comenzó a especular que podría ser despedido, pero después de la victoria ante Seattle en la Ronda de Comodines quedó claro que Jerry Jones solamente tenía un plan: extenderle su contrato.
El reto para los Cowboys en el 2019
Tras haber invertido su selección de primera ronda en salvar la temporada 2018 y con muchos contratos que renegociar, el reto para Dallas es claro: necesitan mantener el impulso que obtuvieron en la segunda parte de la temporada. Y aquí viene algo importante: los Cowboys necesitan determinar cuánto vale en verdad Dak Prescott, la pieza más cuestionable de su “triunvirato” ofensivo.
Probablemente, quien afronta el mayor reto es el mismo Garrett: las expectativas para el próximo año serán altas, ya que se esperará que, mínimo, alcancen nuevamente la Ronda Divisional. Y hasta ahora, la historia no da señales de que ello se vaya a repetir.
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