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Christian McCaffrey y la próxima dinastía de la NFL

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En la Edad Media, la nobleza rápidamente podía identificar a una persona por la casa a la que pertenecía. En la actualidad hay apellidos que identificamos por gran notoriedad de las personas y la huella que han dejado en la historia o las grandes empresas que hoy controlan.

Como si de los famosos e históricos cantares se tratara, los atletas permanecen vigentes en la memoria como héroes y guerreros. Por su solo apellido podemos ubicar sus hazañas; Maradona, Montana, Gretzky, Jordan, Ruth, Federer, Woods, entre otros. Todo aficionado al deporte los conoce. La nobleza de la NFL tiene apellidos que pesan mucho más que otros: Shula, Simms, Long, Winslow, Ryan, Manning y el clan Matthews por mencionar algunas familias que han triunfado en la NFL.

Para algunos despistados, el apellido McCaffrey no dice mucho pero otros conocen a la perfección a Ed McCaffrey, receptor de los años 90, quien tuvo la fortuna de ganar los Super Bowls, XXIX con los Niners de Steve Young y las ediciones XXXII y XXXIII de la mano de John Elway y los Broncos, incluso obteniendo una designación como jugador All-Pro en 1998.

Ed tiene cuatro hijos que pueden hacer mucho ruido en los siguientes años. El primero es Max McCaffrey, quien ya es profesional y, aunque aún no tiene participación oficial, actualmente está en el roster de los Green Bay Packers. El más joven es Luke, quien aun está en High School pero tiene ofertas de varios programas colegiales; le sigue Dylan, quien ya firmo su comité con la Universidad de Michigan de Jim Harbaugh y de quien deberíamos estar atentos, pues tiene una buena proyección como quarterback
Y por ultimo tenemos a Christian McCaffrey, el corredor.

La genética es muy importante para definir las cualidades físicas de una persona. Christian literalmente ha sido bendecido por su genética; la historia de su padre ya la conocemos, pero por el lado materno Lisa fue una estrella de soccer en Stanford y a la vez hija de Dave Sime, medallista olímpico en Roma 1960 en 100 metros planos, donde obtuvo la plata. A partir de ahí podemos hacernos una idea de por qué Christian vuela en el campo.

A diferencia de otros niños, Christian y sus hermanos crecieron en las portadas de las más prestigiosas revistas deportivas, celebrando los campeonatos de su padre y de los Broncos. Incluso recuerda jugar a los “Power Rangers” con Terrell Davis, Shannon Sharpe y Rod Smith en los vestidores del equipo. Mientras seguía creciendo, su habilidad en el football se hacía evidente incluso llegando a mostrar sus cualidades corriendo ante las mascotas de la NFL en el Mile High Stadium.

Ya a nivel High School, los hermanos Max y Christian jugaron en Highlands Ranch Valor Christian, donde se unieron a Luke Del Rio, mariscal actual de los Florida Gators e hijo del entrenador Jack Del Rio. Juntos hicieron que el programa ganara cinco campeonatos estatales y las mejores ofertas llegaron para Christian, quien se decantó por Stanford y su ofensiva “profesional” bajo el mando del coach David Shaw, donde como running back tendría las oportunidades para desarrollar su juego.

Como Freshman, el coach Shaw limitó sus acarreos para que aprendiera y tuviera el timing necesario. Esto le sirvió de gran manera a Christian, quien en su año Sophomore explotó rompiendo el record de yardas en la temporada que le pertenecía a “un tal” Barry Sanders con 3,250 yardas. Christian destrozó el record e impuso 3,864 yardas. Ello le valió ser finalista por el Trofeo Heisman, sin embargo Derrick Henry de Alabama se interpuso en su camino.

En 2016, como Junior, su producción bajó aunque de cualquier manera puso buenos números, con 1,603 yardas en la vía terrestre y 2,327 en total. También se perdió un juego por lesión que lo llevó a tomar la controversial decisión de no aparecer en su último juego con Stanford en el Sun Bowl, probablemente con la intención de no arriesgar su futuro por un juego que no le ayudaría más a su estatus rumbo al Draft 2017.

Christian McCaffrey se ha convertido en una de las historias rumbo al Draft y no es para menos; el chico tiene todo para poner a soñar al equipo que lo reclute: buenas manos saliendo del backfield, grandes cortes sobre la carrera, gran lectura del hueco y una explosión en campo abierto que no le pide nada a nadie. Irónicamente, la mayor duda sobre su habilidad es si podrá triunfar como corredor de tres downs por ser el hecho de ser “de piel blanca”.

El talento del corredor, sin duda, es de primera ronda, pero las necesidades de los equipos pudieran hacerlo caer durante el sorteo. Esa es una de las grandes preguntas rumbo al Draft, lo cierto es que Christian es uno de los jugadores que más queremos ver en la NFL y, ¿por qué no? quizá estemos ante el inicio de la nueva dinastía familiar en la liga, la Era McCaffrey que viene a sustituir a los Manning, Long, y Matthews en la siguiente década.

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