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Análisis del triunfo de los Packers vs Cowboys

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En el mejor partido de esta Ronda Divisional con tintes de clásico, los Green Bay Packers consiguieron el triunfo en el AT&T Stadium sobre los Dallas Cowboys por 34-31 que les garantiza un lugar en la Final de Conferencia de la NFC el próximo domingo.

Estas son algunas observaciones sobre el encuentro.

1.- Inicio lento vs inicio rápido

Las ofensivas tuvieron inicios opuestos, mientras que los Packers salieron como disparados de un cañón, anotando en cada posesión desde su primera oportunidad, los Cowboys tardaron en carburar.

La racha de victorias y el gran nivel de juego de Aaron Rodgers continuó en este partido, sumando una más a sus siete actuaciones espectaculares para cerrar la temporada. Por su parte, Dak Prescott y los suyos, tras prácticamente dos semanas de descanso (pues en la semana 17 contra Philadelphia prácticamente no salieron a jugar), sumaron un total de tres puntos en sus primeras tres posesiones. Los Packers sumaron 21.

El partido se les fue de las manos en ese momento. A pesar del excelente esfuerzo por remontar e incluso empatar el marcador, la ofensiva de los Cowboys se metió en un problema del que no pudo salir.

2.- Un juego con arbitraje permisivo

Varias decisiones arbitrales alteraron el rumbo del partido, marcadas y no marcadas para ambos equipos. Personalmente disfruto un partido en el que los oficiales dejan jugar y evitan celebrar el “Festival del Pañuelo Amarillo” y este juego fue la muestra. Morris Claiborne se escapó con un par de interferencias o holdings sobre Davante Adams, en otro momento Jason Witten pareció haber sido interferido en la zona de anotación cuando faltaba un minuto por jugar en la primera mitad, etcétera.

Lo cierto es que el castigo por actitud antideportiva de Brice Butler en la primera mitad  costó un total de 37 yardas a su ofensiva, que eventualmente salió sin puntos de ese drive, así como la interferencia de Anthony Brown  eliminó la que hubiera sido la segunda intercepción de Jeff Heath, fueron castigos bien marcados que costaron muy caro a los locales.

3.- Aaron Rodgers haciendo lo que sabe

Probablemente los Cowboys fueron mejores que los Packers en cada posición excepto de la de quarterback. Sin embargo, en este deporte esa cuenta demasiado. Aaron Rodgers simplemente fue mucho, pero mucho mejor que Dak Prescott en cada uno de los 60 minutos del partido.

Después de todo, hizo lo que nos tiene acostumbrados: sorprender a la defensiva con centro rápido mientras se hacen substituciones, provocar a los frontales para que salten antes de tiempo y lanzar largo en una “jugada gratis” y extender las jugadas saliendo de la bolsa de protección sólo para lanzar pases con precisión quirúrgica.

Probablemente los Packers no sean un gran equipo línea por línea, pero el hecho de contar con Aaron Rodgers al tope de sus capacidades los convierte en uno sumamente peligroso.

4.- Esta vez la defensiva sí se rompió

A lo largo de la temporada la defensiva de los Cowboys se había acogido al estilo de “doblarse sin romperse”, sin embargo en esta ocasión, enfrentando a uno de los mejores QB de la liga, sí se rompió.

Rodgers tuvo la oportunidad de brillar ante la falta de presión de los frontales, mientras que los linebackers fueron hasta cierto punto neutralizados al verse obligados a alinearse en cobertura de pase en vez de permanecer en el centro de la defensiva.

La presión tuvo que provenir de disparos de los DB y por ello Orlando Scandrick, Barry Church y Jeff Heath fueron autores de los sacks del encuentro.

5.- Ty Montgomery y su impacto en el campo

Este punto suma al anterior. Montgomery tiene gran mérito al quedarse con el puesto titular de corredor en el equipo a pesar de haber comenzado la temporada como receptor.

A pesar de sólo haber conseguido 47 yardas, lo importante fue que tuvo un promedio superior a las 4 yardas por acarreo y que en zona de goal simplemente no pudieron detenerlo, por lo que sumó 2 TD. A esto hay que agregarle que sumó otras 34 yardas recibiendo.

6.- Jeff Heath casi gana el partido por sí mismo.

Ante esta ausencia de playmakers en la defensiva de los Cowboys, un jugador improbable como Jeff Heath consiguió jugadas que marcaron diferencia.

En tres oportunidades, un jugador que no es titular y que únicamente va al campo cuando hay más lesiones en la secundaria, sacó el máximo provecho y estuvo a punto de ganar el partido por sí mismo. La primera jugada fue una intercepción en la zona profunda, mostrando gran rango de cobertura y buenas manos, la cual revitalizó al equipo que estaba 28-13 abajo.

Luego vino una segunda intercepción que fue anulada por una interferencia, pero de nuevo hay que reconocer que realizó una buena cobertura en la zona profunda. El marcador estaba empatado a 28 y había dos minutos por jugar, por lo que esta jugada habría modificado el rumbo del partido.

La tercera vino cuando un sack en el que penetró al backfield en un disparo por el lado ciego a Rodgers en una jugada que nueve de cada diez veces termina en fumble. Mérito al QB por aferrarse al balón. El sack fue importante y no podemos dejar de reconocérselo, pero con 23 segundos por jugar y ubicados en la yarda 42 de los Packers con ese balón suelto, la historia pudo haberse escrito exactamente al revés.

7.- El final de cada mitad

Llama la atención la forma en la que terminó cada una de las mitades de este encuentro. En la primera, los Packers, con un minuto en el reloj y partiendo de su yarda 25, comenzaron un drive con la intención de irse anotando puntos y recibir el balón al inicio del tercer cuarto. Tras dos pases incompletos, en tercera oportunidad, Orlando Scandrick disparó desde el extremo de la línea para detener a Rodgers detrás de la línea con casi 40 segundos por jugar. Sin embargo los Cowboys ya no tenían tiempos fuera al haberlos gastado para evitar castigos de sustitución ilegal provocados por el mismo Rodgers. Lo único que tuvieron que hacer los Packers fue acabarse el reloj y despejar, dejando sin oportunidad a los Cowboys de acortar la desventaja. En este caso específico, el sack jugó en contra de los locales, ya que un pase incompleto les hubiera garantizado una posesión más.

En la segunda mitad, con el marcador 31-28 a favor de los Packers, Dak Prescott mostró algo de magia al ejecutar un par de jugadas exitosas, conectando primero con Terrance Williams y luego con Jason Witten, suficientes para llegar a territorio enemigo. Sin embargo ahí vino una decisión cuestionable: con primero y diez en la yarda 40 del rival y 49 segundos por jugar, decidieron azotar el balón para detener el reloj. Un par de jugadas más adelante Dan Bailey conectó el FG del empate, dejando 35 segundos en el reloj de juego para Aaron Rodgers con dos de tiempos fuera en su poder. Rodgers ejecutó con maestría una jugada espectacular en la que conectó con Jared Cook para más de 30 yardas, dejando la mesa puesta para Mason Crosby y el FG del triunfo. La pregunta es ¿Debió Prescott azotar el balón en esa situación? Tal vez habría sido mejor consumir más tiempo en el reloj.

Lo interesante es que, al final de cada mitad, el reloj fue parte importante del curso del encuentro.

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