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Mi encuentro con Josh McCown

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Como ya es tradición mía, durante los veranos evito los viajes familiares, con amigos o cualquier otro evento que se interponga con mi visita anual al Training Camp de los Buccaneers. A pesar de ser muy parecido cada año, la llegada de Lovie Smith y los uniformes nuevos le dieron un sabor diferente al viaje.

Sin embargo, fue otro evento el qué más contento y sorprendido me dejó. Lo más curioso, es que sucedió en el único día que los Bucs no tenían entrenamiento programado. El martes 29 de julio, desperté con poca idea de que haría un día entero en Tampa, restringido por el transporte, las repentinas lluvias y la el día libre de los jugadores de los Bucs.

Al verme portando mi gorra de los Bucs, una de las personas del hotel me sugirió tomar un tour en el Raymond James Stadium. Me dijo que podría conocer los vestidores y bajar al campo por un modesto precio de 7.99.

La primera parte del tour estuvo divertida, fuera  del reducido tiempo para fotos y un grupo de chinas que preguntaron qué equipo jugaba en ese estadio. De hecho, les pudieron haber dicho que los Rays del MLB y se la hubieran creído.

Por andar de curioso y no me pregunten como, perdí de vista al grupo y cuando me di cuenta era el único ser vivo en los pasillos del Raymond James Stadium. Debido a que todas las puertas estaban cerradas, decidí esperar a que alguien de limpieza o mantenimiento llegue y me ayude a salir.

Unos 10 minutos más tarde, veo a un grupo de personas caminando hacia mí. De hecho, la mayoría eran niños. Al principio pensé que era un tour familiar privado debido a que había varios niños. Conforme se acercaron, mi corazón comenzó a latir más fuerte que cualquier otro día de Training Camp: La familia del tour privado eran los McCowns. No tardé en reconocer a los hijos de Josh, puesto que están idénticos a su papá.

Cuando Josh y compañía pasaron por donde yo estaba sentado, me acerqué y le comenté que de verdad no era un stalker ni nada, que me había perdido a medio tour. McCown, tan amable como se ve en sus entrevistas, me dijo que la única forma de salir del estadio era haciendo el resto de la visita con él y su familia.

Dicho y hecho, me puse a caminar con Josh McCown en el estadio de mi equipo favorito. Debido a que su familia iba a un paso más rápido, me quedé conversando con el QB alrededor de 25 minutos. Particularmente, McCown me recordó que él fue el QB titular de los Cardinals cuando jugaron el primer partido de temporada regular en México en el estadio Azteca. Honestamente, ya no me acordaba de ese dato.

La plática no tuvo muchos otros detalles que platicarles, pero si recuerdo una humildad que nunca había visto antes en un jugador profesional, cuando menos en tres años asistiendo al camp. Por ejemplo, me acuerdo que en los múltiples elevadores que tomamos, siempre detenía las puertas y me dejaba salir primero.

Cuando terminamos el tour, me despedí de los McCown y el oficial del equipo que lo acompañaba me regaló un pase para la práctica privada del día siguiente, donde McCown me reconoció al instante y se acercó nuevamente a platicar.

En fin, solo platicándoles de la grata sorpresa que me llevé el único día que no planeaba ver ni de lejos a ningún jugador de los Bucs. Al final, McCown me dijo: “You can´t be angry about getting lost, I bet you did this on purpose”, riéndose.

 

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