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DeMarcus Ware, una pieza fundamental en Denver

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Entre los jugadores de NFL se dice que cuando tienes veintitantos debes hacer todo el dinero que puedas mientras que a los treinta y tantos lo que te debe preocupar son los anillos de Super Bowl, ahora DeMarcus Ware, una pieza fundamental en Denver, disputará este fin de semana el Super Bowl 50.

Era la primera ronda del Draft del 2005, cuando en el pick número 11, los Dallas Cowboys seleccionaron al Defensiva Lineman de la universidad de Troy, DeMarcus Ware, quien en ese momento disputaba el título del mejor pass rusher de la clase con Shaune Merriman.

Partiendo desde ese mismo año y durante nueve temporadas más, Ware dominó desde la posición de Outside Linebacker, bajo el mando de los Head Coaches Bill Parcells, Wade Phillips y Jason Garrett y los Coordinadores Defensivos Mike Zimmer, Brian Stewrat, Paul Pasqualoni y Rob Ryan. Fue hasta 2013, con la llegada de Monte Kiffin para comandar la defensiva, que Ware pasó de desempeñarse en su posición habitual a ser Defensive End en la nueva frontal 4-3 del equipo.

El cambio no pareció afectarle, incluso los reportes desde el Training Camp del equipo indicaban que Ware parecía rejuvenecido, sin embargo una serie de lesiones, hicieron que su productividad bajara considerablemente. Después de ocho años en los que su número más bajo de sacks fue de 8 en su temporada de novato, el #94 sólo consiguió 6 en 2013.

Curiosamente, ese año su contrato llegaba a su fin y la negociación con un equipo de Dallas mucho más disciplinado que antes en términos de salary cap, no llegó a buen término, por lo que las partes decidieron separarse de manera amistosa, lo que de inmediato lo convirtió al jugador de 31 años en uno de los agentes libres más codiciados del mercado.

Fueron los Denver Broncos, quienes venían de ser completamente destruidos por los Seattle Seahawks en el Super Bowl hacía apenas un par de meses, los que le ofrecieron a Ware un contrato jugoso de 30 millones de dólares por tres años con 20 de ellos garantizados. Sin embargo había otro elemento que hacía a ese contrato todavía más atractivo para el jugador estrella; era la posibilidad real de disputar un Super Bowl y conseguir ese escurridizo anillo, ya que los Broncos se encontraban en una modalidad de “ganar ahora”.

La temporada previa a la llegada de Ware, los Broncos consiguieron 41 sacks en todo el año, una cantidad que los colocó en el promedio de la liga, liderados por los 10 registrados por Shaun Philips. Para 2014, aunque el equipo consiguió exactamente la misma cantidad de sacks en la temporada, la productividad de un joven Von Miller pasó de 5 a 14 sacks, la quinta cifra más alta de la liga ese año. El efecto continuó en 2015, cuando Miller obtuvo 11 sacks en la temporada y el equipo se colocó como el mejor en sacks con 52.

La mano del nuevo Coordinador Defensivo de Denver, Wade Philips, ayudó muchísimo a aprovechar a Ware al máximo, ya que al conocer perfectamente sus habilidades, por el tiempo que compartieron en los Cowboys, lo coloca constantemente en situaciones ideales para presionar al QB contrario.

Basta con analizar el desempeño de este jugador partido por partido y el impacto que tiene cuando está en el campo para la nueva versión del Orange Crush. En 2015, de los 11 partidos que estuvo en el campo en la temporada regular, no ha conseguido sack en sólo cuatro de ellos. Por su parte, los Broncos registraron más de los 3.25 sacks que promediaron por partido en ese mismo periodo en sólo dos de los cinco encuentros en los que DeMarcus se ausentó por lesión; siendo dichos encuentros en contra de Cleveland y San Diego, equipos con muy poco talento.

Es cierto que sus números ya no son los de antes,  aunque en sus dos años de estancia con el equipo ha superado en promedio la nada despreciable cantidad de más de 8 sacks por temporada, pero su rol en la defensiva es clave por dos razones específicas: La presencia de un veterano mentor para jóvenes como Von Miller y Shayne Ray, además de la amenaza que representa para los ataques rivales el estar flanqueado por Miller de un lado y Ware del otro, lo que obliga a las líneas ofensiva a elegir el veneno con el que van a morir.

Este domingo en el Super Bowl 50, una de las historias que tal vez no se lleve muchos reflectores, pero vale la pena seguir, es la de DeMarcus Ware, un jugador que no ha hecho otra cosa que entregar resultados positivos en la liga y por fin podría coronarse como campeón en su onceava temporada, tras la cual, podría considerar decir adiós a los emparrillados en caso de poder poner un anillo de campeón en su mano.

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